Monday, May 01, 2006

La Escena Jazzistica de Chile en el Nuevo Milenio

Por Iñigo Díaz
La generación cero-cero tiene a sus hombres claves instalados en el circuito del jazz chileno. Algunos tienen gran proyección. Otros, simplemente, ya son estrellas.

De la mano de la explosiva dupla formada por el trompetista Sebastián Jordán (22) y el tenorista Agustín Moya (22), una nueva camada de jazzistas con gran preparación ocupó los espacios en 2003 como el año de la partida para una condolidación definitiva. Sus nombres giraron permanentemente en torno a un recuperado circuito jazzístico, dando cuenta de que el recambio resulta hoy tan necesario como inminente.


Jordán y Moya han establecido un tándem con sello propio, a la vieja usanza de los años del hard bop. Ambos actúan en el sexteto La Tropa (del pianista y violinista Roberto Lecaros), el quinteto del guitarrista Nicolás Vera (22) y el colectivo acid jazz Alüzinati (de la cantante Anita Tijoux). Incluso es posible verlos charlando junto a sus instrumentos en algún bar del bohemio barrio capitalino de Ñuñoa. Su ensamble resulta evidente. Son las nuevas versiones criollas de las clásicas duplas Donald Byrd-Hank Mobley o Blue Mitchell-Junior Cook.


A ellos se unió un batallón de nuevos nombres. Nicolás Vera comenzó su 2003 con la publicación de “Fiasco contemporáneo” –uno de los puntos altos del año- y cerró la temporada con la incorporación a Los Titulares (del baterista Pancho Molina), como reemplazante de la experimentada guitarra de Pedro Rodríguez. El contrabajista Pablo Menares (21) se transformó en el eslabón del trío del refinado pianista Moncho Romero, al tiempo en que otro contrabajista, Roberto Lecaros Jr (25), ha demostrado gran polivalencia en el cuarteto del legendario Micky Mardones, el quinteto de Alfredo Espinoza (ambos saxofonistas alto) el trío del guitarrista Jorge Díaz y, por supuesto, número puesto en La Tropa, conjunto que dirige su padre. Félix Lecaros, hermano menor del anterior, pasó a ser el nuevo gran baterista de jazz, con sólo 23 años, y una trayectoria como profesional que supera las ocho temporadas. Actúa en el nuevo trío avant-garde del pianista Carlos Silva, el quinteto de Nicolás Vera, La Tropa, y en mil y un cancheo semana a semana.


Desde las big bands surgieron saxofonistas jóvenes que pronto serán líderes: Andrés Pérez (20), Cristián Gallardo (19) y Cristián Mendoza (20) alternaron las secciones de las orquestas con pequeños conjuntos bop donde pudieron demostrar su plusvalía. De la Conchalí Big Band, única orquesta de jazz con músicos adolescentes, de donde por cierto salieron estos tres saxofonistas, vienen avanzando con gran fuerza los contrabajistas Ivens Lobos (14) y Antonio Canales (13). Recién se inician en el jazz, pero ya manejan con personalidad los repertorios standards primarios.



Tras las bambalinas apareció el nuevo hallazgo del free jazz, el saxofonista alto de 21 años Edén Carrasco (miembro de Turangalila, Trío Payaya, Akinetón Retard y Pichanga Trío, y discípulo del pianista inglés instalado en Chile, Martin Joseph). De la misma manera en que los hermanos Diego Manuschevic (20, clarinete bajo y saxo alto) y Hugo Manuschevic (22, batería) aparecieron desde Boston para realizar magníficas sesiones de jazz liberado.


Un cuadro que suma y sigue con los ya experimentados bateristas de 23 años Daniel Rodríguez (del trío del guitarrista Mauricio Rodríguez y la cantante Laura Fuentes) y Carlos Cortés (del trío del pianista Mario Feito, el nuevo quinteto del trompetista Cristián Cuturrufo, el cuarteto de Nicolás Vera Cuarteto y Alüzinati), además de su emergente similar Andrés Célis (20). El 2004 será el año clave para la quinceañera saxofonista Melissa Aldana, más el guitarrista Armando Ulloa (25) y las cantantes Ammy Amorette (25, con un disco personal editado, “Primogénita”) Alexandra Inzunza (25) Andrea Pérez (25) y Carla Romero (24), quien también es pianista, e hija de otro teclista, Marlon Romero. El prolífico panorama se cierra con el guitarrista argentino Federico Dannemann, ya transformado en figura, cuya música se dirige hacia la tradición del jazz clásico.


Para amenizar la lectura, unos temas de la casi-nueva camada del jazz chileno del nuevo milenio:

Christián Galvez, el mejor bajista eléctrico de sudamérica lejos, y dentro de los cinco mejores del mundo (a mi gusto), y si señores, es mas chileno que las papas y el pisco (jajaja). Bueno, acá tocando el clásico de Coltrane "Giant Steps", no el típico Walkin', sinó que recreando las complicadas melodías que salían del Saxo del maestro, alucinante e imperdible.




Cristían Cuturrufo, el rock-star de los clubes de jazz, el famosísimo trompetista que tiene a todos pasmados con su tremendo poder de interpretación y ese cálido sonido pastoso y sucio que saca de su bronce, acá en un temazo, "El Himno", y esta vez en el contrabajo, nuevamente tremendo Gálvez.



Alex W Levine.-

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